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Prefacio

Leslie M. Grant

Paradojas Bíblicas Maravillosas

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Prefacio

El amor, la sabiduría, la fidelidad, la veracidad y la misericordia de Dios son infinitamente más grandes de lo que el hombre natural puede concebir. El hecho de que Dios mismo se haya revelado en su preciosa Palabra y en la persona de su amado Hijo, es un misterio que ni siquiera los más dotados intelectos humanos pueden razonar. La filosofía, las investigaciones exhaustivas y el poder de la razón no alcanzan para comprender la Palabra de Dios y apreciar la persona de Cristo. Con estos recursos solamente, nadie logrará jamás escudriñar la maravillosa revelación de Dios.

Además, para lograr entender estas cosas el hombre necesita antes que nada que su conciencia sea despertada. Dios es un Dios de Verdad que le exige enfrentary reconocer su culpabilidad. Esto es fundamental para poder discernir la grandeza y la sabiduría de Dios. En cambio, si el hombre busca apoyarse en sus razonamientos, Dios le invitará a razonar acerca de un importante asunto: “¡Venid pues, y arguyamos juntos, dice Jehová! ¡Aunque vuestros pecados fuesen como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque fuesen rojos como el carmesí, como lana quedarán! (Isaías 1:18 V.M.).

El reconocimiento de la culpa, el arrepentimiento y una fe genuina en Cristo Jesús son pasos indispensables para obtener el perdón de nuestros pecados en virtud de su bendito sacrificio en el Calvario. “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1.ª Juan 1:7) La fe sencilla y sincera con la que nos apropiamos de la obra de Cristo, es el gran principio por el cual logramos comprender los pensamientos profundos de Dios. Cuando la fe entra en acción, todo lo que hemos considerado pasa a ser algo vivo y real en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo (véase 1.ª Corintios 2:10).

En consecuencia, comprendemos claramente que el intelecto, la observación, la intuición y los sentimientos del hombre no son totalmente suficientes para comprender los pensamientos de Dios. La fe, en cambio, es un principio que está por encima de todas esas cosas. No obstante, debemos reconocer que la fe puede recibir de la razón una preciosa cooperación. Pero sólo mediante el punto de vista que nos da la fe en el Dios vivo podemos pensar, sentir, y discernir rectamente todas las cosas.

Las paradojas que encontramos en la Palabra de Dios nos pueden parecer contradictorias, pero no lo son. Por otro lado, en las Escrituras encontramos muchas paradojas que son propias de la Creación y esto no nos sorprende, porque tanto la Creación como las Escrituras proceden de Dios. En general, dichas paradojas son sencillamente líneas paralelas de una misma verdad, líneas paralelas que sólo se encuentran en el infinito (definición matemática), fuera del alcance de nuestra observación. Pensemos, por ejemplo, en las vías del tren que deben estar a la misma distancia entre sí para que el tren no se descarrile. Por lo tanto, en este escrito no intentaremos razonar o presentar las cosas de manera que puedan satisfacer el intelecto. Por el contrario, trataremos de estimular y alentar la fe del creyente, a quien le resulta una bendición y un profundo deleite contemplar la gloria, la sabiduría, el poder y el amor de Dios.

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