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J. N. Darby y el mundo de la política

Michael Hardt

Artículo aparecido en Toward the Mark (10/3) y en Folge Mir Nach (9/3)

La mayoría de los lectores seguramente recordarán haber visto, en algún momento, ciertos artículos o libros escritos por un tal John Nelson Darby. Quizá haya entre ellos quienes posean en sus casas la colección completa de sus libros, que consta de más de cuarenta volúmenes. «Muy difícil de leer», dicen algunos. «Misterioso y teórico», dicen otros. Mientras que hay quienes están fascinados con su obra.

Darby en los periódicos

¿Cómo puede ser que de repente tanta gente esté hablando de él? El periódico francés Le Monde [1] lo menciona, y dejó de ser un extraño en las páginas de Business Week [2] y Time Magazine. Su nombre comienza a emerger en los medios de países europeos y en muchos otros lugares. Algunos se refieren a él como «el hereje anglicano del siglo XIX»; otros lo llaman «el padre fundador del fundamentalismo cristiano». Hay otros términos utilizados para referirse a Darby, pero son tan despectivos que prefiero no mencionarlos aquí.

Incluso hay otras personas que lo hacen responsable de que se haya desatado la guerra de Irak. «John Nelson Darby ha ejercido una gran influencia sobre George Bush -afirman ellos-, como así también sobre millones de americanos y sobre el curso de la historia mundial» -siguen diciendo. ¿Pero cómo puede ser que esto sea así?

John Nelson Darby (1800 - 1882) dedicó su vida entera al estudio de la Biblia y a la difusión de la verdad. En su época se dictaban muchas conferencias y la doctrina bíblica era estudiada con esmero. Muchos en aquel tiempo dedicaron gran cantidad de tiempo y energía en estudios profundos de la Palabra de Dios. Sobre la base de la oración y la dependencia del Señor, ellos escudriñaron las Escrituras, y Dios les respondió.

Todo esto sucedió de tal manera, que una serie de verdades bíblicas fueron re-descubiertas. Entre ellas, podemos citar, en particular, las siguientes:

 

  • Que la Biblia es la Palabra de Dios, la cual predice de manera fidedigna los eventos futuros.
  • Que muchas profecías del Antiguo Testamento se refieren literalmente a Israel y a la región geográfica conocida como Israel (y que no deben aplicarse como figuras espirituales de la Iglesia ).
  • Que las promesas bíblicas para Israel son terrenales, mientras que las bendiciones y el llamamiento de la Iglesia son celestiales.
  • Que el Señor Jesús volverá, y que su retorno a buscar a sus santos puede efectuarse hoy mismo (evento conocido como «arrebatamiento»).
  • La doctrina de las dispensaciones (diferentes períodos consecutivos, que siempre comienzan con el fracaso del hombre y terminan en juicios). El arrebatamiento pondrá fin a la actual dispensación. En ese momento, el reloj profético comenzará a funcionar nuevamente y se iniciará el período de tribulación que durará siete años. Luego, aparecerá Cristo en todo su poder.

 

J. N. Darby demostró que es necesario tener en cuenta las distintas dispensaciones a fin de comprender apropiadamente las Escrituras, especialmente las profecías y la verdad acerca de la Iglesia. Sus enseñanzas en este sentido se difundieron ampliamente.

Un movimiento que ha alcanzado una gran influencia, especialmente en América, edificado esencialmente sobre la base de las verdades re-descubiertas por JND, es conocido actualmente con el nombre de «Dispensacionalismo».

Una serie de libros, publicados por millones, han contribuido en parte a difundir dichas verdades (con un grado mayor o menor de exactitud). Actualmente, se estima que entre 20 y 40 millones de americanos adhiere a la enseñanza dispensacional. Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con la situación en el Oriente Medio? ¿Por qué estos grandes periódicos muestran tanto interés? Y, finalmente, ¿es todo esto una buena noticia?

 

¿Es todo esto una buena noticia?

Debemos contestar que todo lo mencionado no es precisamente una buena noticia. Quizá usted se sienta desilusionado con esta respuesta, pero necesariamente debemos recalcar que esas cosas no son, en absoluto, buenas noticias para los creyentes cristianos, sino más bien un ataque contra ellos, contra su fe y, en última instancia, contra su Señor. Y la forma en que estos ataques se llevan a cabo, resumidamente, es la siguiente: «J. N. Darby enseñaba -dicen ellos, acertadamente- que las enseñanzas de la Biblia deben ser tomadas literalmente, y que en ellas aparecen las predicciones acerca de eventos futuros, particularmente sobre el retorno de los judíos a la tierra de Israel (recuerde que el moderno Estado de Israel se constituyó recién en 1948) y la batalla de Armagedón [3] (ésta tendrá lugar, probablemente, en la región de Haifa, al norte de Israel, cuando el Señor retorne a la tierra con poder)». «Además -siguen arguyendo correctamente-, J. N. Darby enseñaba que los creyentes serán arrebatados siete años antes de dicha batalla». Pero, ellos conjeturan - ahora incorrectamente - que los cristianos fieles a las Escrituras, especialmente los que siguen las enseñanzas de Darby, están intentando adelantar la batalla de Armagedón o forzar su realización por medio de una guerra previa en el Medio Oriente. Esto seguramente le parecerá absurdo a cualquier creyente que tenga cierta idea, aunque sea mínima, de lo que Darby realmente enseñaba. El mismo Señor Jesús había expresado claramente que «el Padre determinó en su sola potestad acerca de los tiempos o las sazones» de dichos eventos. ¡Qué absurdo resulta pensar que el retorno del Señor a buscar a los suyos pueda ser adelantado iniciando o incentivando el comienzo de una guerra!

 

Este ataque, ¿es totalmente infundado?

Lamentablemente, no. De hecho, varios grupos de cristianos se han levantado una y otra vez con el objetivo de respaldar a Israel y ayudar a que se produzca el establecimiento de los judíos en la Israel bíblica; algunas veces por medio de la ayuda financiera, otras colaborando con grupos de judíos conservadores. De esta forma se consolidó un poderoso movimiento denominado «Sionismo cristiano».

Estas iniciativas pueden surgir de la buena intención. Pero, ya hemos visto cuán fácilmente pueden volverse un arma de doble filo, altamente contraproducente.

Porque, en realidad, consiguen todo lo contrario de lo que buscaban y, al mismo tiempo, proveen de muchísimos argumentos a aquellos que se oponen a la fe cristiana. Estos oponentes ahora pueden señalar (lamentablemente, con razón) que los cristianos están tratando de «ayudar» para que se cumplan las profecías. Primeramente, respaldando la constitución del Estado de Israel y, actualmente, tratando de provocar un «Armagedón».

Y todo esto es exactamente lo que nunca enseñó J. N. Darby. En primer lugar, porque él siempre insistió en que los cristianos tienen un llamamiento celestial, de manera que ellos no tienen porqué involucrarse en las cosas terrenales, mucho menos en política. En segundo lugar, él insistió constantemente en que los cristianos debían esperar de manera directa y constante a su Señor (como los que estaban vivos en Tesalónica [4] ). Pero esto parece haber sido olvidado fácilmente, o convenientemente, por los modernos acusadores de Darby. Estos afirman que los cristianos verían con agrado el advenimiento de un «Armagedón», aduciendo las siguientes presuntas causas:

  • ellos desaparecerían antes de que dicho evento suceda, por lo tanto:
  • cuanto antes suceda, antes serán llevados al cielo, y
  • «su» Jesús podría entonces establecer Su reino.

Esta es la manera en que actualmente, reporteros, teólogos y políticos presentan el tema. Tomando esta línea de argumentación, los opositores de la Biblia han encontrado suficiente combustible para seguir arrojando al fuego. Repentinamente, los cristianos se han vuelto peligrosos. No los meramente nominales, por supuesto, sino aquellos que creen en la inspiración divina de la Biblia y que verdaderamente comprenden lo que ella dice.

 

¿Qué hay detrás de dichos ataques?

La conclusión final del análisis es que se trata de un ataque contra la verdad. Es que al fin han encontrado una buena razón para atacarla: la verdad ha sido muy molesta durante mucho tiempo ¿Por qué? Bien, porque hay ciertas sentencias bíblicas acerca de las cuales la gente no quiere saber nada:

•  La depravación del hombre (este es el exacto punto central de la doctrina dispensacional, la cual afirma que siempre comienza con un fracaso y termina con un juicio).

•  El juicio venidero de Dios.

•  La autoridad de la Biblia.

•  La necesidad de la Obra redentora (en virtud de la cual algunos no serán juzgados y serán arrebatados; mientras que aquellos que no hayan aceptado dicha Obra serán juzgados).

La razón más profunda que motiva estos ataques, por cierto, es el odio contra Cristo mismo.

 

¿Qué podemos hacer nosotros?

¿Cómo podemos reaccionar ante este comportamiento social? Una posibilidad (quizá algunos optarían por esta) es recurrir al relativismo y aceptar que la Biblia sólo significa lo que deseamos que signifique, y sólo cuando esto es aceptado por la mayoría... Tan pronto como dejemos la Biblia en manos de la ciencia y la filosofía, los opositores nos dejarán en paz. Lógicamente, para aquel que quiera mantenerse fiel al Señor, ésta no es una opción. Por otro lado, podríamos volvernos «guerreros» y devolver los ataques utilizando distintos tipos de iniciativas políticas a fin de «defender lo nuestro». Pero, la Biblia no nos pide esto. Sin embargo, hay muchas otras cosas que sí podríamos hacer. Por ejemplo:

 

•  Debemos grabar en nosotros mismos que la Biblia ha sido inspirada verbalmente [5] y que es la inerrante Palabra de Dios, cuyas predicciones alcanzarán su cumplimiento.

•  No debemos tratar de interferir con los eventos del mundo. Podemos observarlos mientras tenemos la seguridad del pronto retorno del Señor. En ese momento, toda la oposición llegará a su fin repentinamente (la cual ahora ciertamente está en aumento).

•  Debemos recordar que estos eventos (tribulación, Armagedón, etc.) ciertamente sucederán, pero sólo después del arrebatamiento. Por lo tanto, no debemos tratar de interpretar a los eventos actuales como cumplimientos de la profecía. [6]

•  No debemos pretender determinar fechas que no han sido reveladas en la Biblia.

•  Hemos de tratar de aprovechar esta situación como la ocasión propicia para tomar algunos libros o artículos de J. N. Darby y discernir lo que él realmente enseñó. Si alguien quiere comenzar con un breve y no tan difícil folleto, puede solicitar una copia de «¿Qué aprendo de las Escrituras?»

Observemos algunos anticipos de dicho folleto: «Yo aprendo...

•  ...que los creyentes se convirtieron para esperar al Hijo de Dios de los cielos.

•  ...que Cristo pronto vendrá otra vez para llevarnos con Él.

•  ...que Dios "ha establecido un día, en el cual juzgará al mundo con justicia por aquel varón al cual determinó"»

Todo esto no es tan difícil de entender, ¿no es así?

Deberíamos preguntarnos si estamos listos, teniendo en cuenta que la oposición contra la verdad debería seguir incrementándose, para soportar los perjuicios que surgen de todo esto. También deberíamos ocuparnos más en nuestro llamamiento celestial y en el evangelio, las buenas nuevas que la gente necesita de manera urgente.

 

 

[1] "En Texas, los evangelistas buscan el mal, mientras los estudiantes combaten por la paz", Le Monde , 11.03.03

[2] "Bush, la Biblia e Irak", Business Week Online, 7 de marzo de 2003.

[3] Apocalipsis 16:16 y 19:11-21

[4] 1.ª Tesalonicenses 1:10.

[5] En lo concerniente al texto original.

[6] Nuevamente, Darby fue muy claro acerca de este punto. La profecía del Antiguo Testamento en cuanto a estos eventos se refiere al tiempo posterior al arrebatamiento.